Dejar de fumar sin fuerza de voluntad.

      De todos es sabido que la fuerza de voluntad, como su propio nombre indica, es voluble. Es decir, varía hacia arriba o abajo a lo largo del día muchas veces. Unas dependiendo de nosotros, otras de las circunstancias.articulo tabaco semanario

        Así, con motivo de encontrarnos inmersos en la semana internacional sin humo, celebrando el próximo 31 de mayo, el día sin tabaco; os quiero dejar algunas reflexiones fruto de mis casi ocho años acompañando a personas muy distintas en este camino del abandono del hábito tabáquico.

    Como decía más arriba, si la voluntad, es una herramienta voluble, cambiante, el sentido común nos dirá que no es la mejor para abordar el cambio de un hábito, que, también como su nombre indica, es algo que ha sido constante en nosotros, durante muchos años. Por lo tanto, será mejor buscar otras herramientas que aumenten nuestras posibilidades de éxito.

    Los gurús del éxito empresarial hablan de determinación, pasión, experiencia y eficacia. Y después de todos estos años, creo que para cambiar, cualquiera de nuestros hábitos, estas cuatro herramientas también aumentarán en mucho, nuestras posibilidades de conseguir ese objetivo.

     Primero determinación. Herramienta de base sin la que nada se consigue. Si tengo claro lo que quiero, y estoy dispuesto a hacer todo lo necesario para conseguirlo; nada lo impedirá. La determinación parte de una decisión tomada con la única condición de conseguirlo. Es decir, no vuelvo a tomar o repensar la decisión a cada nuevo cambio más o menos esperado de los acontecimientos. Sigo el camino decidido “sí o sí”.

    Segundo la pasión. Pasión por los logros que reforzarán mi autoestima, pasión por las ventajas de una vida independiente, sin ataduras, sin luchas constantes por mi salud o mis apetencias. No es como dice el anuncio, disfruta de tus contradicciones. No estamos fabricados para disfrutar de las contradicciones, sino de las pasiones. De aquello que llena tus minutos y los hace eternos. Del olor que deja un bebé en la casa donde acaba de ser acogido; de los ojos de la persona a la que amas con toda el alma; de la música que te transporta y te hace sentir que estás viva. Dejar de fumar no es perder lo único que te gusta, (como hemos sentido muchos exfumadores); sino abrirte a todo un mundo de pasiones que la vida pone ahí para ti y que son mucho más que el simple alivio de un malestar. (Ya sabes…”el mono”)

         Por último, experiencia y eficacia. Que van unidas de la mano y que se alimentan una a la otra como una perfecta simbiosis que provoca el crecimiento continuo. Buscando la eficacia, es decir, lo que realmente funciona en el camino del abandono de este nocivo hábito; vas descubriendo también lo que no funciona. Llevar el paquete en el bolsillo, tomar la decisión continuamente, hacer caso del apetito y no de la determinación, ponerte fácil fumar, darte la oportunidad de hacerlo si te pones nervioso…(¡no lo dudes, te pondrás, si así lo quieres!).

        Pero lo mejor es buscar lo que sí funciona. ¡Y repetirlo, carallo! Vivir la vida, disfrutar de otras cosas igual de sencillas pero mucho más saludables, salir a pasear con tus hijos o tu pareja, ver esa peli que siempre quisiste ver y no hiciste por falta de tiempo; descubrir esas nuevas pasiones y tenerlas mucho más a mano que el tabaco. Consultar a un profesional de la psicología, de la medicina, de la motivación. Incluso crear tus propias ayudas que de forma eficaz te hagan conseguir este saludable reto. Ayudar y ser ayudado por amigos o familiares, etc.

        Todo va incrementando tu experiencia, tu sabiduría y aumentará las probabilidades de éxito.

           El esfuerzo, con el éxito, habrá merecido la pena. No lo dudes. La vida está llena de posibilidades, de vida. Y el tabaco hace que sólo lo veas a él.

      ¡No te dejes llevar!

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